jueves, 23 de junio de 2011

BEATIFICANDO LA PEDOFILIA, LA HOMOFOBIA, LA MISOGINIA (Juan Pablo II)

Beatificando la pedofilia, la homofobia, la misoginia


Shangay Lily
Ese populista reaccionario, fanático e hipócrita que fue el Papa Juan
Pablo II ya está un paso más cerca de su anunciada santificación. Ya es
beato.

De nada ha servido las airadas denuncias de las victimas de su íntimo
amigo Marcial Maciel, el pedófilo fundador de los Legionarios de Cristo,
las evidencias de su febril persecución de cualquier intento de
renovación dentro de la Iglesia que les alejase de los ricos y poderosos
y les acercase a los pobres, su maníaco apoyo a toda una serie de nuevas
sectas dentro de la Iglesia dirigidas al dinero, al poder, a la
represión y a deshacer cualquier avance que su bestia negra, el Concilio
Vaticano II, hubiese intentado coseguir. Juan Pablo II, adoctrinado por
su mentor, el actual Papa Benedicto XVI, convirtió la destrucción de
todo aquél que quisiese estar al lado de los pobres y enemistado con los
ricos en su prioridad y buscó nuevos aliados en esa tarea. Como explica
magníficamente Jesús Rodríguez, autor del libro La confesión. Las
extrañas andanzas de Marcial Maciel y otros misterios de la Legión de
Cristo (Debate), en este artículo oportunamente titulado El aliado
oscuro de Juan Pablo II:

Un catolicismo de resistencia. Ese era el proyecto que ofrecía el nuevo
Papa en un tiempo de incertidumbres. Para su batalla, necesitaba un
ejército incondicional. Ya no le valían los franciscanos, dominicos o
jesuitas. Estaban demasiado comprometidos con los pobres. Fronterizos
con el marxismo. Enemistados con los poderosos. Wojtyla encontró sus
nuevos reclutas en el Opus, los Kikos, Lumen Dei, los carismáticos,
Comunión y Liberación, Schoenstatt, San Egidio y en la Legión de Cristo.
Juntos se montaron en la máquina del tiempo y rebobinaron hasta los años
cincuenta. Hasta una Iglesia con un poder centralizado, sin lugar para
la disidencia. Y decidieron que esa era la Iglesia de fin de siglo; la
que tenía que reevangelizar el planeta. Maciel sería uno de los
mariscales de campo.

Gracias a Juan Pablo II la Iglesia volvió a ser una lucrativa empresa al
servicio de los poderosos, junto a los poderosos, dirigiendo a los
poderosos. Y si en el camino había que mirar hacia el otro lado mientras
su “mariscal” Maciel abusaba de niño tras niño, pues se hacía.

Y en su pontificado tuvo como prioridad perseguir a los homosexuales,
las mujeres y el uso del condón o el sexo fuera del matrimonio. Nunca lo
hizo dentro de la Iglesia, donde tenía ingentes masas de usuarios y
usuarias de los tres “pecadillos”. Juan Pablo II fue un Papa
extraorinariamente hipócrita y populista. A pesar de las reiteradas
denuncias contra su amigo e ídolo Marcial Maciel, bloqueó duramente
cualquier investigación o proceso contra el pedófilo fundador de los
Legionario de Cristo.

De hecho ignoró hasta esta Carta abierta
http://www.pepe-rodriguez.com/Sexo_clero/Casos/Sexo_clero_M_Maciel_Leg_pedof_denuncia_Papa.htm
enviada al papa Juan Pablo II, en noviembre de 1997, por ocho ex
miembros de los Legionarios de Cristo que acusan a su fundador, Marcial
Maciel, de haber abusado sexualmente de ellos cuando eran adolescentes
que el grandioso Pepe Rodriguez nos recuerda.

Así que hay que entender que esa es la dirección que la Iglesia quiere
tomar. Corrupción sobre corrupción, basura sobre basura, arcada sobre
arcada. Católicos, Apestólicos y Robamos.

Adjunto, a continuación, la carta abierta mencionada por si no la pueden abrir desde el link.:



Carta abierta enviada al papa Juan Pablo II, en noviembre de 1997, por ocho ex miembros de los Legionarios de Cristo que acusan a su fundador, Marcial Maciel, de haber abusado sexualmente de ellos cuando eran adolescentes



Sobre la identidad de los denunciantes



A SU SANTIDAD JUAN PABLO II
Autor de la Carta Encíclica Veritatis Splendor.
Ciudad del Vaticano

Santo Padre,
Es con voz de la Biblia y apoyados en el espíritu de la tradición cristiana como solamente deberíamos dirigirnos a Vos, para pedir justicia y que, como reza el título de Vuestra Carta Encíclica Homónima, el esplendor de la verdad se manifieste más allá de todo cálculo de interés humano. Acudimos a Vos recordando que el Concilio Menor de Sárdica, inmediato al Concilio Primero de Nicea, autoriza a cualquier cristiano para apelar directamente al Papa. Nos acercamos, pues, sin temor de no llegar a ser reconocidos u oídos, no obstante las cerradas barreras con que a veces el mismo Vicario de Cristo se ve cercado cuando es un grupo menor, sin poder político, económico, social o eclesiástico, el que intenta hacerse escuchar por encima de fuerzas establecidas de la naturaleza mencionada.

El motivo de esta carta
Quienes ahora Os escribimos somos varios hombres cristianos, doblemente víctimas en dos claras épocas de nuestra vida: primero durante nuestra adolescencia y juventud y, luego, en nuestra madurez, por parte de un sacerdote y religioso muy allegado a Vos, que repetidamente abusó, antaño, sexualmente y de otras maneras de nosotros, indefensos, lejos de nuestros padres o tutores, en países diversos y lejanos del nuestro, y que, al haber revelado nosotros la triste verdad de nuestra historia a dos periodistas norteamericanos de buena fe, el año pasado, y, habiendo él sabido por ellos nuestros nombres a través de abogados suyos (sin haber nosotros incoado demanda legal alguna), acudió o dio instrucciones para que antiguos compañeros nuestros, actualmente fuera de la congregación, de la que el sacerdote ofensor es fundador y todavía actual superior general, dieran falso testimonio contra nosotros diciendo, ante notario público, que, tiempo atrás, los habíamos instado a formar una conspiración contra él, y, a través de él, contra la Iglesia, para acusarlo faltando y haciéndolos faltar a la verdad. Tales personas, Santo Padre, laboran para la institución llamada Legión de Cristo, o han laborado cerca de ella, y jamás habíamos imaginado siquiera que pudieran tener el valor de manifestar la verdad; pero con ellas nunca habíamos tenido razón alguna de conflicto, desde que juntos cantábamos "... congregavit nos in unum Christi amor...".
Somos un pequeño grupo de ex miembros de la Legión de Cristo los que, con pleno derecho, y ahora aún más en legítima defensa, nos decidimos a declarar la terrible y dolorosa verdad del oscuro mal oculto, casi desde la fundación de su institución, durante más de cuatro décadas, acerca de la encubierta conducta inmoral del mismo fundador y superior general de la Legión de Cristo, el Padre Marcial Maciel Degollado, en quien penosamente de alguna manera aún creíamos antes de descubrir que el caso de nuestro abuso particular no era aislado ni único, sino muy general, y que había sido envuelto en palabras engañosas, que nuestra poca edad entonces y la devoción y obediencia ciega que estábamos obligados a tenerle como padre y superior nos hicieron creer.

¿Por qué ahora?
Nosotros, aun fuera ya de la institución, no habíamos podido superar psicológicamente una dolorosa prudencia y discreción autoimpuesta durante largos años. Pero, Santo Padre, fue precisamente la carta de apoyo y felicitación de V. S. dirigida al Padre Marcial Maciel Degollado, publicada el día 5 de diciembre de 1994 en los siete diarios más influyentes de la Ciudad de México, avalada por Vuestra propia firma y por la reproducción muy visible del mismo escudo de armas pontificio, en la cual V. S. encomiaba al Padre como "guía eficaz de la juventud" y como quien "ha querido poner a Cristo (...) como criterio, centro y modelo de toda su vida y labor sacerdotal...", la que nos movió a romper, finalmente, el pesado silencio y revelar la penosa verdad; pues nos indignó que un Vicario más de Cristo a lo largo de varias décadas pudiera seguir estando a tan grave extremo engañado.
Y ahora nos ha movido a dirigiros esta carta abierta y también privadamente por medio de Vuestro nuevo nuncio en México, monseñor Justo Mullor García, el hecho de conocerse públicamente el nombramiento vaticano, a pesar de todo, del padre Marcial Maciel Degollado como uno de los veintiún dignatarios encargados de organizar y dirigir el Sínodo de obispos de América, que está teniendo lugar en Roma, programado del 16 de este mes al 12 de diciembre de este año, para considerar puntos de doctrina y praxis cristianas frente al próximo milenio. Nos parecería inconcebible, Santo Padre, que nuestras graves revelaciones y quejas no Os importaran absolutamente nada: porque siendo cierto que frente a la justicia de los Estados hay tiempos legales que prescriben para la manifestación de delitos cometidos [La Jornada, México, 23-04-97], es por eso precisamente ante una Iglesia perenne, a la que queremos seguir creyendo poseedora de valores permanentes como Institución, y siendo Ella directamente la principal agraviada en su cuerpo moral a través de nosotros, ante la que de nuevo insistimos en exponer privada y públicamente nuestra indignación por tanta desatención y aun por el arrogante silencio, cuando no ofensas, de representantes importantes de su jerarquía ante tan grandes abusos e injusticia.
Tanto el Estado como la Iglesia deben considerar que si nuestros presentes testimonios son falsos, somos acreedores a sanciones civiles, penales y eclesiásticas. ¿Por qué, entonces, habríamos de insistir? ¿Hay, como se ha dicho hace meses, detrás de nosotros alguno o algunos grupos de poder interesados en desacreditar al padre Marcial Maciel Degollado, o, como él ha dicho, a la Iglesia a través de su persona? Bien sabemos que es éste en el padre Maciel Degollado un viejo empleo astuto de la yuxtaposición como método. Lo justo, creemos es que todo puede y debe quedar sujeto a investigación, sin acepción de personas, a menos que se trate de una discriminación positiva a favor de los más débiles y víctimas.
Dos de nosotros, entonces sacerdotes en funciones, ya desde 1978 y 1989 habíamos declarado por las vías y protocolos canónicos oficiales, establecidos por las instancias vaticanas pertinentes, parte gravísima de los males que este año, ya como grupo, revelamos [cfr. Hartford Courant, Connecticut, EE.UU. de Norteamérica, domingo 23-02-97]; pero hemos parecido tan insignificantes a la jerarquía católica, Santo Padre, que, a pesar de la enorme ominosidad de los hechos dados a conocer entonces y ahora, no logramos atención ninguna ni respuesta ninguna, ni burocrática siquiera, de nuestra Madre la Iglesia.
El padre Marcial Maciel Degollado, por medio de la poderosa representación de la firma de abogados Kirkland and Ellis de Chicago y Washington, D.C., por medio de su vocero religioso en Norteamérica, el padre Owen Kearns, L.C., y, luego, en carta propia suya que mencionaremos líneas abajo, falsamente pretendió desmentir nuestros testimonios como carentes de fundamento alguno. Con lo cual no solamente ha faltado otra vez más a la verdad y a la caridad cristiana, sino también al concepto y a la práctica del más elemental sentido de la justicia y de la simple hombría humana: después de haberse negado a confrontar a los periodistas que en diciembre pasado le pedían una entrevista para escuchar su versión de los hechos a investigar -muy diferente de Cristo en Gethsemaní: ("¿A quién buscáis? [...] Yo soy"...)- se pertrechó no con la Palabra de Dios, como corresponde a un servidor Suyo, sino detrás de la poderosa y costosa representación legal. Y cuando tal estrategia puramente humana le resultó vana, entonces, en la mencionada carta personal, dirigida desde Roma, el 28-02-97, a Mr. Clifford L. Teutsch, editor en jefe del Hartford Courant, después de culparnos abyectamente de insidia, falsedad y calumnia, y como si fuera la suya una acusación ligera, declaró que nos perdonaba. ¡Qué travestismo y apariencia de virtud y, en palabras del mismo Cristo, qué falsa blancura de sepulcro! Santo Padre, ¡cuando una mediana experiencia de las cosas humanas y el buen sentido declaran a voces que un hombre de Dios, con la conciencia cristiana limpia y tranquila, jamás habría obrado así!
Nosotros, además de católicos, miembros de la sociedad abierta, desprotegidos durante décadas por nuestro propio silencio, y desoídos después a lo largo del tiempo por diversas instancias eclesiásticas a las que inútilmente recurrimos, para la exposición de la verdad nos vimos constreñidos a aceptar el contacto con los libres medios de comunicación, no con ánimo de escándalo sino buscando también protección, ya que, hace años, uno de nosotros, y no veladamente, había sido amenazado de muerte por el mismo Padre Marcial Maciel Degollado; y de lo cual hay testigos. Por eso, Santo Padre, por nosotros mismos, por otras víctimas aún silenciosas; por la Iglesia y por la sociedad consideramos un deber moral insistir en manifestar la verdad "opportune et importune".

La actitud de la jerarquía católica
Si ha habido alguna conspiración, como han dicho, mintiendo de toda falsedad, ante notario público en documentos entregados a los abogados de Kirkland and Ellis tres incondicionales ex miembros, y, ante medios de comunicación, varios miembros de la Legión de Cristo bajo instrucciones de obediencia, Santo Padre, no ha sido de parte de nosotros, que consideramos nuestra acción como un difícil y arriesgado servicio a la Iglesia y a la sociedad, sino de parte de personas mismas constituidas en autoridad dentro de la Legión de Cristo y de la misma Iglesia: se trata de una conspiración de silencio, de vergonzoso encubrimiento y de una nueva e injustísima victimización contra nosotros por parte de personas de la jerarquía católica romana, de funcionarios ya informados del Vaticano y de altos miembros de la Iglesia mexicana. Datos: después de que, en los días 14, 15, 16 y 17 de abril de este mismo año, aparecieron en el diario La Jornada más detalladas revelaciones sobre los mismos hechos tratados en la edición del diario norteamericano citado, el obispo "emérito" Genaro Alamilla, sin conocernos de nada, sin saber si decíamos la verdad o no y sin escucharnos, nos ofendió ante los medios públicos y descalificó, sin conocimiento alguno de causa, nuestros testimonios, llamándonos mentirosos y resentidos [La Jornada, 24-04-97).
El mismo arzobispo de la ciudad de México, monseñor Norberto Rivera Carrera, nos difamó públicamente, como consta en la edición de La Jornada [12-05-97] al insultarnos a nosotros y al periodista Salvador Guerrero Chiprés, autor de la serie de los cuatro artículos sobre el tema, conminándolo con estas palabras: "tú nos debes platicar cuánto te pagaron..." (se hizo grabación electrónica). Siendo mexicanos casi todos los ex legionarios que hicimos las revelaciones y siendo monseñor Norberto Rivera Carrera el pastor eclesial correspondiente más inmediato a la mayor parte próxima de nosotros, jamás nos convocó para poder conocer de nosotros mismos nuestra versión completa de los hechos manifestados y cuestionarla bajo cualquier procedimiento jurídico: canónico o, si procediera, del derecho positivo correspondiente. No. Simplemente y faltando a una de sus funciones de epí-skopos o supervisor (pues si el padre Maciel Degollado no depende de él, varios de nosotros, como fieles, sí), prefirió ofendernos ante cámaras y grabadoras y tomar partido incondicional por la parte poderosa, a la que nosotros señalamos como victimaria de nuestros cuerpos y de nuestras almas, antaño, y, ahora, de nuestro nombre y prestigio de hombres de bien. Si el haber comunicado nosotros a los medios, y no a él, arzobispo de la Ciudad de México, los hechos impugnatorios fuese la razón de su desatención, podría haberlo así manifestado; pero no fue el modo sino el contenido de nuestras palabras lo que, sin investigación alguna, descalificó en todo momento. Y no nos dirigimos a él porque dicasterios eclesiásticos vaticanos superiores, directamente responsables del seguimiento de tales casos, tampoco han contestado nunca desde 1978 y 1989 a los testimonios, oficialmente protocolizados, de dos de nosotros abajo firmantes.
De Vuestro anterior delegado y, luego, nuncio apostólico, monseñor Girolamo Prigione, de quien parte de la opinión eclesiástica y laica mexicana se ha expresado tantas veces negativamente en extremo [cfr., por ejemplo, El Universal, suplemento especial Bucareli Ocho, Año 1, Nº 14, 24-08-97] y de cuya ingrata memoria en México parece preferirse no hablar ya, no cabía esperar atención ninguna a la presentación de nuestra queja. Él tuvo también la oportunidad de interrogarnos en servicio Vuestro, de la verdad y de la Iglesia, y de dirigir la información recabada a la congregación romana correspondiente, pero prefirió callar y aparecer intencionalmente con el padre Marcial Maciel Degollado y el arzobispo Rivera Carrera en una notoria fotografiada de primera página periodística [La Jornada, 22-04-97] apenas días después de publicarse nuevas revelaciones en el mismo diario, indicando con esa yuxtaposición de las imágenes, sin que mediase investigación alguna, que también él descalificaba totalmente nuestras revelaciones.
Perdonadnos el mencionarlo, Santo Padre, pero hay personas que se sentirían tentadas a pensar también de estos jerarcas, como Baruch Spinoza de los altos clérigos de su época, que "...si tuviesen realmente una sola chispa de luz divina, no se equivocarían con tanta arrogancia sino que aprenderían a amar a Dios con más sabiduría y destacarían tanto entre los demás hombres por su capacidad de amor como sobresalen ahora por su malicia". [Tractatus Theologico-Politicus, Prefacio].
Acudimos, sí, hace tiempo, como antes a otras personalidades eclesiásticas (y revelamos este dato aquí y ahora por primera vez) a otra alta instancia jerárquica, el Cardenal Cahil Daly, primado de Irlanda, después que él valientemente afirmó, a través de la British Broadcasting Corporation [cfr. El Universal, México, secc. Internacional, 2-01-95] que sería firme y que no encubriría a clérigos que tuviesen algo que ver con su país si hubiesen delinquido por abuso sexual. Podemos probar con la respuesta dada, casi dos años después [6-12-96], por medio de un asistente particular suyo a los investigadores del periódico Hartford Courant, Gerald Renner y Jason Berry, que sí había recibido una muy delicada misiva firmada entonces por cinco de nosotros, fechada el 5 de febrero de 1995, la cual le había sido entregada personalmente. Sin embargo, el Cardenal Cahil Daly, ni siendo aún el primado de Irlanda, ni después de serlo, nos contestó nunca, ni en público ni en privado, a pesar de sus promesas ante la BBC de Londres y a pesar de que en nuestra carta le rogábamos claramente que nos indicase sus instrucciones para dar seguimiento a nuestra información, por medio de nuestro propio mensajero, quien por obvias razones de confidencialidad, desconocía el contenido del envío que entregó en manos de su Eminencia. Constará, pues, a quienes deseen verificarlo que, aunque frustrado contra nuestra voluntad, el esfuerzo de comunicación privada y directa con el Cardenal Daly como miembro de la alta jerarquía católica es una prueba de la discreción y moderación con que durante tanto tiempo siempre quisimos tratar tan delicado asunto antes de aceptar la intervención abierta de algunos medios públicos de investigación y difusión.

Testimonios internos de la Legión de Cristo
Así, pues, Santo Padre, no se trata de un "¿Por qué ahora?", como el padre Marcial Maciel Degollado y sus voceros o sus solapados amigos de diversos medios de comunicación gráfica, radiofónica y televisiva han querido que piense confundidamente la gente. No: que se revisen los libros mismos [publicados con escasísimo conocimiento del método histórico y con inescrupulosa simplificación y deformación de los hechos], que tocan aspectos de la vida del padre Marcial Maciel Degollado. Léase en el texto redactado por el P. Owen Kearns, L.C. et al., Legionarios de Cristo, Cincuenta aniversario [México, Imprenta Madero, 1991], cómo, ya de joven, "al fallecer su tío Don Rafael [Guízar y Valencia, obispo de Jalapa] se suscitaron algunas ['] incomprensiones [']; [y] Marcial tuvo que abandonar el seminario de Veracruz" [op. cit., pág. 239]. Léase allí mismo cómo en el siguiente seminario, el de Montezuma, New México, Estados Unidos de Norteamérica, en el que estuvo solamente 18 meses (del 2 de septiembre de 1938 hasta la noche del 17 de junio de 1940, bajo matrícula nº 428 [Cfr. Montezuma en sus ex-alumnos, del P. José Macias, S.I., México, Ed. Progreso, 1962] cómo "mientras tanto, sin embargo, habían surgido también aquí algunas ['] incomprensiones ['] [otra vez]" y cómo ésa, "la noche del 17 de junio de 1940 Maciel tuvo que dejar el seminario..." [Legionarios de Cristo, Cincuenta Aniversario, pág. 23], dato que completa el P. J. Alberto Villasana, L.C., indicando que fue tan tajante y súbita la orden de expulsión esa noche, que el padre rector del Seminario [Don Agustín Waldner, S.I.], se negó totalmente a la solicitud del ya ex seminarista para hablar con él. [Una fundación en perspectiva. Evocación histórica, Roma Instituto de los Altos Estudios de la Legión de Cristo, 3 de enero de 1991, pág. 65]. Léase también en la página 31 de la misma obra redactada por el P. Owen Kearns, L.C., et al. que, después del apoyo brindado, hasta 1949, por el prestigiado moralista P Lucio Rodrigo, S.I., de la Universidad de Comillas, entonces en Santander, España, éste hombre tan ponderado, al igual que el rector de esa institución, el P. Francisco Javier Baeza, S.I., empezó a enviar informes negativos a las autoridades eclesiásticas: "... Pero después también llegaron otros informes con acusaciones infamantes..." [El padre editor no da absolutamente ninguna explicación, ni mínima siquiera, al respecto. Obviamente frente al padre Marcial Maciel Degollado y su conducta personal privada todo el mundo parece haber estado siempre equivocado].
Pero léase la propia carta del mismo padre Marcial Maciel Degollado, quien, ya desde el 20 de noviembre de 1953, escribía desde Chihuahua, México, bajo el apartado 2, "La vida es una y se vive una sola vez": En mi entrega me sorprendió la batalla de la calumnia y la difamación...". [Mensaje, Cartas del Fundador del Regnum Christi, M.M.L.C., Roma, 1986, pág. 19], demostrando así el mismo que ya desde aquellos años era acusado de varias faltas cuya naturaleza él prefirió mantener velada; pues, al instarnos a "cerrar filas" y a obrar con "espíritu de cuerpo", como solía, se refería siempre a los "ataques de difamación y calumnia" de "sus enemigos", pero sin mencionar nunca, ni veladamente siquiera, quiénes fuesen esos "enemigos" ni tampoco la naturaleza ni el contenido de tales ataques.
Nadie, pues, podrá restar fuerza al significado de esos autotestimonios ni negar que provienen de fuentes favorables al padre Marcial Maciel Degolado o de el mismo, no de "enemigos", como él frecuentemente calificaba en sus cartas "ad usum nostrorum tantum", en conversaciones privadas y charlas abiertas a quienes disentían de él, sobre todo en lo respectivo a su conducta moral.

¿Por qué tantos callamos tanto tiempo?
Es verdad, Santidad, que, psicológicamente amordazados y con una mal entendida lealtad a la institución y al padre Marcial Maciel Degollado, siete de los firmantes de esta carta dirigida a Vos (pues uno, para entonces, ya había salido de la institución) ocultamos la verdad y mentimos en nuestra juventud ante los investigadores del Vaticano cuando fuimos interrogados en Roma acerca de su conducta moral, en 1956, y es cierto también que después callamos durante largo tiempo; pero sicólogos, psiquiatras y otros especialistas de las ciencias socias y del espíritu pueden probar que el silencio de las víctimas de cierta clase de abusos, y sobre todo bajo los efectos perdurables de un sometimiento psicológico ,y religioso intenso, mientras más prolongado, es más señalada la hondura del daño causado por la poderosa inhibición interior impuesta por las depredaciones espirituales originadas, en nuestro caso y con tanto dolor y confusión, en aquel de quien menos deberían provenir.
¡Ah, Santo Padre, si tantas bocas calladas dentro y fuera de la Legión de Cristo hablaran ahora, valientemente leales a la verdad y a la Iglesia, y menos amordazadas por el largo hábito de la incondicional pertenencia institucional, o por el temor de perder, ya fuera, su imagen social o ciertos beneficios generados por su silencio!
Ved: como casi todos entrábamos muy jóvenes en la institución, por ello viven aún muchos sabedores de la realidad de las tristes verdades expuestas: unos que sí hemos escrito nuestro testimonio y otros que no lo han hecho, de que el mal moral del abuso sexual, del mal ejemplo de la inveterada adicción al uso de la morfina en privado pero delante de nosotros y de otros, de los cuales varios tenían, incluso, que conseguírsela, y del profundo y arraigado hábito de simulación y engaño por parte del padre Marcial Maciel Degollado tuvieron su origen desde las primeras décadas de la Legión de Cristo. Tenemos. conocimiento y convicción de que quienes hemos hablado o escrito acerca de estos males no representamos sino una muy pequeña parte de la totalidad de víctimas de los daños morales continuados durante largos años, almas adolescentes y jóvenes desprotegidas, antaño, por nuestra familias, desgraciadamente tan lejanas ¡y tan cristianamente confiadas!
Considerad también, por lo que toca a nuestra residencia y no supervisada minoría de edad en el extranjero, que México, la patria de la mayor parte de nosotros, no mantenía relaciones con el gobierno español durante aquellos años y que, en el caso de nuestra permanencia en Roma, no podía tratarse de la improcedente relación de un gobierno laico con una institución religiosa de un catolicismo escasamente reconocido oficialmente en nuestro propio país; por lo cual quedaba descartada toda posible vigilancia sobre nosotros de parte de nuestras autoridades civiles.

¿Y nos protegió la Iglesia?
¿Y la misma Iglesia? ¿Podría sospechar siquiera aquella nuestra situación de entonces el Cardenal Giuseppe Pizzardo, supuestamente tan amigo del padre Maciel Degollado, Secretario de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio, Prefecto de la Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios y Gran Canciller de la Pontificia Universidad Gregoriana, tan ocupado por las actividades de sus altos cargos? O, siendo entonces la Legión de Cristo reconocida sólo por derecho diocesano desde el 25 de mayo de 1948 hasta el 6 de febrero de 1965, por carecer aún de aprobación pontificia antes de esta fecha, podía monseñor Alfonso Espino, obispo de Cuernavaca, Morelos, México, darse cuenta de aquellas tropelías contra la moralidad e integridad nuestra, estando nosotros tan distantes, bajo el más absoluto régimen de censura y de "voto secreto" en toda clase de comunicación interna y externa y sin conocimiento del respaldo y protección debidos a nosotros por el Derecho Canónico? Aun hoy día, Santo Padre, ninguno de nosotros sabe en qué lugar del Vaticano o bajo el control de qué congregación o dicasterio romanos se conservan los testimonios transcritos en libreta de tipo notarial en que firmamos, en noviembre de 1956, ante los interrogadores vaticanos, el Superior General de la Orden Carmelita, padre Anastasio del Santísimo Rosario y de su asistente, el padre Bengiamino. Y nunca, como esperaría cualquier comisión de los Derechos Humanos, se nos dio copia alguna del documento en que en aquella ocasión tan seria, haya sido cual haya sido nuestro testimonio, asentamos nuestra firma.
Por su parte, el padre Marcial Maciel Degollado, al defenderse, respondiendo, por medio. de sus abogados de la firma Kirkland and Ellis, a los investigadores del diario Hartford Courant, de diciembre del año pasado a febrero de este año, y queriendo él retrotraer los cargos hacia los años 1956-1959 (tiempo en que fue obligado por el Vaticano a mantenerse alejado de la institución), no presentó, como, en cambio, sí sería lógico esperar, ningún documento exoneratorio de parte de las autoridades vaticanas de entonces, por ejemplo, del venerable y firme Valerio Valeri, miembro del Colegio Cardenalicio desde 1953 y Prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos, quien tuvo información y, desde abril de 1956, sorpresiva evidencia personal de la drogadicción del padre Marcial Maciel Degollado, o de Su Eminencia el Cardenal Alfredo Ottaviani, desde 1935 Asesor del Santo Oficio y, para 1956, Pro-Secretario del mismo Sacro Dicasterio, o de monseñor Arcadio Larraona, C.M.F., más tarde Cardenal, de quien parece que dependió inmediatamente la dirección de la, evidentemente frustrada, investigación del caso. No: los abogados laicos del padre Maciel Degollado solamente presentaron (diciembre de 1996) a los investigadores del Hartford Courant, Geral Renner y Jason Berry, una carta manuscrita, pero, y en materia tan grave, SIN fecha, de monseñor Polidoro Van Blieberghe, obispo belga franciscano ahora retirado en Illapel, Chile, y el cual NO nos interrogó a nosotros en Roma y quien de ningún modo ni tuvo ni tiene las atribuciones de juez, y menos ahora, siendo como fue sólo un "técnico" observador intermediario en la investigación. Es llamativo, por cierto, que los abogados del padre Maciel Degollado también presentaron a su favor otra carta, supuestamente exoneratoria de su vicio de drogadicción, hológrafa también y firmada por el doctor Riccardo Galeazzi Lissi, el arquiatra mismo de S.S. Pío XII, pero extrañamente también SIN fecha. Y es importante observar que aquellas difíciles circunstancias ocurrieron especialmente durante la coyuntura transicional de las postrimerías del glorioso Pontificado de S.S. Pío XII a los inicios del primer año del memorable Pontificado de S.S. Juan XXIII.

¿Por qué ha sido posible todo esto?
¿Por qué han sido posibles dentro de la Iglesia y tan cerca del Papa encubrimiento tan denso y silencio tan prolongado? Sabemos por la lógica simple y por la misma enseñanza evangélica que no puede ser una misma la raíz del trigo y la de la cizaña. ¿Cómo explicar, entonces, Santo Padre, aparentemente de una misma fuente los bienes manifiestos y, al mismo tiempo, el mal moral referido, de cuya existencia no podemos dudar, pues de él tantos fuimos víctimas y por tanto tiempo? ¿Se trata de una misma raíz y de un mismo tronco, o de un extraño, no cristiano arte, cuasidemoníaco, de ocultarse el mal real detrás de ciertos bienes objetivos, productos de distintas buenas voluntades, no negables del bien y el hacedor del mal? Reconocemos que por diversas razones no es una labor fácil establecer de modo inequívoco el deslinde (pues, en último término, la verdad de una cosa sólo puede ser el conjunto de todas las cosas: ¡y eso es parte del gravísimo problema!); pero afirmamos que sí es responsabilidad de la Iglesia Católica, organizadora de toda clase de encuentros nacionales e internacionales para tratar puntos fundamentalmente de doctrina y praxis cristianas y a la que no le faltan los medios oportunos para investigar la verdad, si firmemente así lo quiere e institucionalmente así lo decide.
Nosotros, como víctimas, pero adultos ya, reflexivos y obligados sólo a la verdad, basados en nuestra directa experiencia personal de muchos años muy cerca de la críptica vida íntima del fundador y general de la Legión de Cristo, el padre Marcial Maciel Degollado, afirmamos ante Vos, ante la Iglesia y ante la sociedad, sin negar el enigmático carisma que siempre lo ha acompañado y que, precisamente, no es privativo sólo de los espíritus buenos, que en gran parte su personalidad externamente conocida es un producto mítico de un esfuerzo institucional fabricadamente elaborado, más cercano en su esencia y modos, dirían algunos, a los procedimientos del nacionalista Joseph Goebbels que a la desnuda verdad de Evangelio de Cristo. Es cierto que, como muchos de los modernos mitos humanos, manifiesta aspectos a primera vista espectaculares y en varios sentidos hasta ventajosos. Mas no encontramos en la historia del Cristianismo ningún hombre de Dios que considerase a un mito como verdadero sólo porque resultara útil.

¿Qué es lo que está en riesgo?
¿Que con la investigación solicitada por nosotros se afectaría el prestigio y la respetabilidad públicas de la persona aquí acusada?: no más que el prestigio y la respetabilidad de cualquier hombre perteneciente a una sociedad bien constituida que posee leyes uniformes para todos, sin acepción de personas, y para la cual la Iglesia quiere ser modelo de doctrina y práctica de la justicia. Si lo que hemos dicho y estamos diciendo no es cierto, que esa misma justicia argumentadamente nos lo impute, que inflexiblemente nos lo pruebe y que seamos castigados duramente; y que ante Dios y ante los hombres brille íntegramente a favor del padre Marcial Maciel Degollado el esplendor de la verdad. Si, en cambio, sometidos todos, él y nosotros, al escrutinio. completamente imparcial de una comisión libre y capaz, formada por hombres y mujeres, laicos y eclesiásticos, especializados en las ciencias apropiadas para el caso, se reconociese que decimos lo cierto, como afirmamos, en las acusaciones que hemos presentado, que entonces también la verdad resplandezca y que igualmente se aplique la justicia. Que todos seamos tratados con la misma regla, como corresponde a hombres libres y adultos, miembros de la Asamblea Católica, en una sociedad y en una Iglesia dignas. Porque, de lo contrario, debería otorgarse a todo hombre y toda mujer el privilegio de deshacerse fácilmente de la responsabilidad moral de sus actos ante los grupos humanos legalmente constituidos, con el simple silencio o con declaraciones propias autónomamente exoneratorias, y con la facultad añadida de acusar de calumniadores, difamadores y falsarios a sus antiguas víctimas, reveladoras públicas ya de las injusticias infligidas contra ellas.
Santo Padre, en caso de reconocerse la culpabilidad del padre Marcial Maciel Degollado, ¿sería ello tan oneroso para la Iglesia? Más grandes errores ha reconocido en su historia. Permitidnos la osadía de decir que por razones múltiples lo oprobioso para la Iglesia sería dejar de aclarar cuál es la verdad y no hacerse la debida justicia, se extenderá un escándalo mayor y quedará siempre en duda para muchos la credibilidad misma al magisterio de la Iglesia, la cual, por una parte, ofrece en ocasiones disculpas generales por los delitos de sus clérigos y publica documentos hermosos y ricos en fuentes escriturísticas sobre la debida pureza del sacerdote, sobre la dignidad de la persona humana y sobre el respeto a ésta debido y, por otra parte, oculta y calla cuando la acusación se refiere a alguien encumbrado dentro de su propio sistema.
Ante lo que nos tocó presenciar directamente y sufrir en carne y espíritu propios, y después de lo que hemos observado y sabido durante largos años, nosotros nos preguntamos ahora, consternados: ¿cómo es posible que una sabiduría tan antigua como la de la Iglesia haya podido ser engañada tan fácilmente a tan altos niveles jerárquicos, por tanto tiempo, en tantos lugares, a pesar de tantas víctimas y de tantos insistentes reclamos? ¿Es la Iglesia eficaz en su voluntad de investigar y conocer los irregulares y destructivos hechos morales de sus altos miembros? ¿O teme conocerlos? ¿O teme el escándalo? ¿Pero qué mayor escándalo que ese extensísimo museo oculto de almas en diáspora espiritual, deformadas y dañadas de por vida en lo más íntimo de su sacralidad por "lobos vestidos con piel de oveja" y disfrazados de pastores, corruptos y corruptores, seductores y no conductores de almas, aunque obviamente poderosos por su influencia económica, social y eclesiástica, no personalmente por el ejercicio de los valores que pregona el verdadero Evangelio de Cristo?
Santo Padre, Vos, como nosotros, sabéis que "Deus non irridetur" y que la palabra traiciona a quien traiciona la Palabra. Todo es cuestión de tiempo. Porque, como recuerda un autor poco notorio, "pese a los clamores y vítores, la gran mentira nunca ha sido un éxito histórico permanente". Si la Iglesia quiere recuperar la perdurable fe íntima de tantos fieles desilusionados (dejando a un lado las estadísticas publicitarias de aglomeraciones cuantiosas, que olvidan que sólo "in interiore hominis habitat Spiritus" y de datos de cierto crecimiento institucional, que, en contraparte, no mencionan para nada las aún mayores deserciones ni sus causas), debe ser claro y manifiesto que Ella no teme imponer limpieza y orden en su propio recinto socioespiritual. Creemos firmemente que sólo un cristianismo justo, transparente y valiente ganará el respeto verdadero y activo de viejos y jóvenes, de hombres y mujeres valiosos e inteligentes y sanamente críticos en un mundo superficial, tan fácilmente impresionable por datos de manifestaciones masivas, de movimientos gregarios y de un poder de convocatoria bajo declaraciones válidas en sí mismas, pero tristemente, ¡y tantas veces!, sin consecuencia para el cumplimiento de la justicia.

¿Una Iglesia santa?
Santidad, nos sorprende muchísimo ver cómo tantos eclesiásticos de nuestros días se resisten a conocer la existencia del mal y de la injusticia en el medio religioso católico, cuando, por otra parte, sabemos por la Sagrada Escritura, por los testimonios de los Santos Padres y por los documentos del no lejano Segundo Concilio Vaticano que la Iglesia acepta oficialmente que es no sólo una Institución para los pecadores sino también una Iglesia pecadora. Que, aunque por su divino origen sea "sine macula et ruga", "la Iglesia está constantemente amenazada desde dentro (Mateo, XXIV, 20) por maestros erróneos y por profetas mentirosos (...) por la tentación de hacer mal uso de su misión (...). Que Dios otorga sitio al mal en la Iglesia, que la cizaña puede crecer hasta el fin de la cosecha y que en la red del pescador hay peces malos y peces buenos (...) (Mateo, IV, 1; XIII, 24; XIII, 36; XIII, 47) " [Karl Rahner, Escritos de Teología, Madrid, Taurus Ed., 1969, tomo IV: "Escritos del tiempo conciliar", p. 317].
San Agustín, por su parte, nos advierte que hay hombres que permanecen ("in Ecclesiae sinu"...) "corpore quidem sed non corde"... [Ibid., p. 327, nota 24]; y el mismo santo nos recuerda con sus propias palabras, sin hacer excepción de persona alguna, que "...todos somos pecadores", declarando así, de hecho, a la Iglesia también pecadora, y prometiendo "su 'sin mancha ni arruga' sólo para la eternidad" [Ibid., p. 330]. "No se niega (...) una culpa de la Iglesia misma, toda vez que en orden a esa culpa entran en juego los portadores del ministerio eclesiástico, que obran jurídicamente en nombre de la Iglesia y cuya culpa la afecta muy empírica y perceptiblemente" [Ibid., p. 332]. Así pues, entendemos que "no solamente ha de confesarse cada uno en la Iglesia verdadera y humildemente como pecador (DS 229, 230, 1537), sino que también ha de hacerlo la Iglesia misma "[Ibid., p. 336]. Y perdonadnos, Santo Padre, continuar la cita del autor que tanto ha reflexionado sobre este tema: "Sólo cuando la Iglesia se sabe Iglesia de los pecadores, se convence real y perdurablemente -y entiende semejante imperativo en toda su hondura- de que necesita de purificación, de que ha de aspirar siempre a la penitencia y a la reforma (nº 8). De lo contrario, todas las exigencias reformadoras no son sino recetas de antigua prudencia, deseos sin fuerza que sí pueden perfeccionar el derecho de una institución y desarrollar una técnica y una táctica pastorales de grandes vuelos, pero que, con todo, no arraigan en el suelo de la vida, de la fe verdadera y de la Iglesia humana". [Ibid., p. 336].

¿Una Iglesia justa?
Pensamos, Santo padre, que no pocos de los que leyeren esta carta también pública nos tildarán de atrevidos por razón de nuestra directa apertura y, sobre todo, por dirigirnos a Vos con estas referencias de doctrina; o quizá nos juzguen insensatos por parecerles que pretendemos llevar nuestra pobre agua al mar de Vuestra sabiduría y autoridad. Con todo, Santidad, nosotros no hemos sido precipitados. Y por haber dicho la verdad acerca del padre Marcial Maciel Degollado, algunos de nosotros hemos tenido que soportar durante meses ataques e insinuaciones humillantes, intimidación, desconocimiento, ofensas eclesiásticas, editoriales alevosos [por ejemplo, en El Norte, Monterrey, México, 26-05-97], pérdida de amistades y contactos sociales, penosos dolores familiares. Queremos que la Iglesia y la sociedad comprendan que lo único que deseamos es que se haga justicia; mas no sólo por legítimas reivindicaciones personales sino por el bien de la Iglesia y de la sociedad. Pensamos objetivamente que la confrontación de David contra Goliath se repite. Y por encima de todo y de todos, nuestra única confianza real está puesta en El Señor del que Vos sois Vicario. Y no nos avergonzamos. Sabemos que la verdad nos mantiene libres y deseamos esa misma fortuna, a tiempo, para quien todavía la necesita. Porque, como el padre Marcial Maciel Degollado solía repetir tantas veces: "la vida es una y se vive una sola vez". ¡Mas qué triste, después de haber adoptado cuasipublicitariamente el heideggeriano concepto de "autenticidad" casi como lema institucional, llegar a los últimos años de esa vida envuelto aún en irredentoras apariencias, con las manos personalmente vacías de la verdad y habiendo pecado tanto contra la luz! Que recuerde esta cita de una de sus propias Cartas... sobre la mentira: "... duramente anatematizada y sancionada por Dios en la Sagrada Escritura: Dios abomina los labios mentirosos, dice el autor de los Proverbios [II, 22] y por medio de San Juan [III, 44] llama a los mentirosos "hijos de Satanás": 'Vosotros tenéis por padre al Diablo'". [Mensaje..., p. 136].
Santidad, al concluir justamente Vuestra extensa entrevista con el periodista italiano Vittorio Messori, publicada en castellano bajo el titulo de En el umbral de la esperanza (Barcelona, Plaza y Janés), citabais con aprobación las palabras de André Malraux: "El siglo XXI será un siglo religioso, o no será". Nosotros nos atrevemos a imaginar, Santo Padre, que igualmente y con parecida convicción se les podrá ocurrir pensar a muchas mentes dubitantes y desesperanzadas algo similar con respecto a nuestra Madre: "La Iglesia Católica en los tiempos que avanzan habrá de ser verdaderamente coherente, o no será".
Y, Santo Padre, nosotros no hemos buscado el escándalo: es Cristo quien dijo: "Es inevitable que aparezcan escándalos, mas ¡ay de aquel a quien se debe el origen del escándalo!..." [Lucas, XVII, 1]. También Vos mismo, el domingo 23 de junio del ano pasado, en Berlín, criticasteis a los alemanes, porque, cincuenta años atrás, "... no se movieron en forma masiva..." contra la mentira del nacionalsocialismo hitleriano y porque "...hubo demasiados silencios..." [Crónica, México, 25-06-97]. Y, al recordar esos hechos y omisiones, Vos no preguntasteis "¿Por qué ahora?".
Es también la lectura de Vuestra Carta Encíclica Veritatis Splendor la que nos ha movido a manifestarnos privada y públicamente para que, dicho con Vuestras propias palabras, "... el esplendor de la verdad moral no sea ofuscado en las costumbres y en la mentalidad de las personas de la sociedad [...] a fin de que no sólo en la sociedad civil sino incluso dentro de las mismas comunidades eclesiales no se caiga en la crisis más peligrosa que puede afectar al hombre: la confusión del bien y del mal, que hace imposible conservar el orden moral en los individuos y en las comunidades". [op. cit., 93].
Si esta carta, como rogamos a Dios, llegare a Vuestras venerables manos y fuere leída, al menos en parte, por Vos, lamentaremos el inevitable dolor que nuestra queja y la exposición de nuestro mal indudablemente causarán en Vuestro atribulado espíritu. Bien sabemos cuán pesada es la carga de Vuestro laborioso pontificado. Mas, completamente frustradas ya otras instancias de recurso dentro de la Iglesia, y aconsejados nosotros por la fe y por la historia, no nos quedaba otra puerta legítima y segura a la cual intentar llamar directamente coram omnibus, ante todos, sino la puerta del Papa. Tal vez un día, ante el resultado de la investigación profunda de la triste verdad que hemos manifestado, alivien de alguna manera Vuestra pena las sabias palabras que San Juan Crisóstomo pronunció en su Homilía en defensa de Eutropio: "Son mejores las heridas causadas por los amigos que los falsos halagos de los enemigos".

Juramento
Así pues, todos nosotros, católicos creyentes, los abajo firmantes, sin razón alguna de frustración en nuestros trabajos y esfuerzos personales, completamente libres de cualquier deseo de venganza por las ofensas corporales y espirituales antaño u hoy sufridas por nosotros de parte del padre Marcial Maciel Degollado, sin interés de medro de cualquier naturaleza, sin coacción alguna de nadie ni de ningún grupo de cualquier tipo de poder, mas conscientes de nuestra difícil pero ya impostergable obligación ante la Iglesia y la Sociedad, juramos solemnemente delante de Dios que nos ha de juzgar, delante de Vos, que tenéis también la gravísima responsabilidad de sopesar y conocer profundamente a los hombres que proponéis como guías y modelos de vida, delante de la Iglesia Católica entera de la Ciudad de Dios y, mientras, en la Ciudad del Hombre, y delante de toda autoridad divina y humana, religiosa y civil, que puede y debe, si quiere, someternos a duros y exhaustivos interrogatorios, juramos -repetimos- que en nuestras actuales declaraciones y revelaciones habladas y en nuestros testimonios individuales recientemente escritos acerca de la conducta inmoral del padre Marcial Maciel Degollado hemos dicho solamente la verdad. Y, bajo deber de conciencia eclesial y social, por lo que durante tantos años tan cercanamente presenciamos y tan personalmente experimentamos, y contradiciendo, muy a doloroso pesar nuestro, las palabras Vuestras acerca de la ejemplaridad moral del padre Marcial Maciel Degollado expresadas en Vuestra carta del 5 de diciembre de 1994, citada al inicio del presente documento, afirmamos virilmente, apoyados en la inequívoca doctrina del Evangelio de Cristo y en la tradición cristiana, que sería espiritual, psíquica y éticamente funesto en sumo grado para cualquier alma conducir su vida privada siguiendo el patrón de conducta íntima del padre Marcial Maciel Degollado con respecto al sexo, al placer del narcótico y a su negativa actitud ante la verdad y ante otros valores espirituales y humanos. Juramos esto por Cristo, por el ejemplo de los hombres dignos que en cualquier lugar y época del mundo han sufrido por defender la verdad, por la memoria de la engañada ilusión religiosa de nuestros padres, por el dolor del daño psíquico y moral de muchos de nuestros antiguos compañeros, por el deseo de una sociedad menos complaciente, más valiente e inquisitiva, por la esperanza de una juventud más crítica, por la necesidad de un gobierno civil más atento y supervisor, por el anhelo de una Iglesia justa, honesta y limpia.
Entendiendo cuán difícil será para Vos, Santo Padre, comprendernos mientras no se lleve a cabo la necesaria investigación y un juicio canónico, rogamos al Señor por Vuestra luz, salud, bienestar y paz. Y os expresamos que deseamos permanecer unidos a Vos, con nuestra esperanza puesta en el esplendor de la verdad y en el triunfo de la justicia.

Estados Unidos de Norteamérica/ México, Mes de noviembre de 1997.

Responsables de la publicación:
Félix Alarcón Hoyos
José de J. Barba Martín
Saúl Barrales Arellano
Alejandro Espinosa Alcalá
Arturo Jurado Guzmán
Fernando Pérez Olvera
José Antonio Pérez Olvera
Juan José Vaca Rodríguez

Dirección para Vuestra respuesta, que rogamos
Nunciatura Apostólica de México
Juan Pablo II # 118
México D. F.
01020
(Esta carta fue publicada en la revista mexicana Milenio, el 8 de diciembre de 1997)


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Los firmantes de esta carta de denuncia contra Marcial Maciel --que también se materializó en forma de proceso judicial iniciado el 17 de octubre de 1998 ante el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el mismo que lleva décadas encubriendo al poderoso sacerdote--, que confiesan haber sido abusados sexualmente por Maciel durante sus primeros años de adolescencia, cuando estaban bajo su cargo en seminarios de España e Italia, son todos hombres con una probada solvencia en sus vidas y profesiones. A saber:

-- Félix Alarcón Hoyos es un sacerdote español que ejerce en Estados Unidos;
-- José de J. Barba Martín es catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México;
-- Saúl Barrales Arellano es profesor de un colegio católico;
-- Alejandro Espinosa Alcalá es un importante ganadero;
-- Arturo Jurado Guzmán es catedrático de la Escuela de Lenguas del Departamento de Defensa de Estados Unidos;
-- Fernando Pérez Olvera es ingeniero químico;
-- José Antonio Pérez Olvera es abogado;
-- Juan José Vaca Rodríguez, ex sacerdote, estrecho colaborador de Maciel durante tres décadas y ex presidente de Legionarios de Cristo en Estados Unidos.



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Para mayor información al respecto, puede consultarse:

-- Torres Robles, Alfonso (2001). La prodigiosa aventura de los Legionarios de Cristo. Madrid: Foca.

-- Rodríguez, Pepe (2002). Pederastia en la Iglesia católica. Barcelona: Ediciones B.




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19:30 | A LOS 84 AÑOS, EN ESTADOS UNIDOS

Murió el arzobispo Paul Marcinkus, el “banquero de Dios”







Manejó durante casi 20 años las finanzas de la Iglesia Católica. Estuvo implicado en la quiebra de un banco vinculado al Vaticano, que aparece reflejada en el filme El Padrino III.





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A los 84 años, enfermo y refugiado en su casa en Arizona, murió el llamado "banquero de Dios", Paul Marcinkus, el arzobispo estadounidense que manejó durante casi dos décadas las finanzas de la Iglesia Católica, en medio de escándalos financieros, intrigas políticas, negocios sucios y muertes sospechosas.

Marcinkus murió ayer en Sun City, a donde se había retirado, afirmó en su página Web la Diócesis Católica-Romana de Phoenix, sin que se comentaran las causas del deceso.

El arzobispo Marcinkus estuvo implicado en el colapso de un banco vinculado al Vaticano que aparece reflejado en el filme El Padrino III. Varios libros e investigaciones periodísticas sostienen que además estuvo implicado en la muerte del papa Juan Pablo I, el 29 de setiembre de 1978, teoría que nunca fue demostrada.

El colapso del Banco Ambrosiano con sede en Milán posiblemente fue el peor escándalo que sacudió a la Iglesia católica bajo el fallecido papa Juan Pablo II, que implicó alegatos de vínculos sospechosos con la mafia italiana y la oscura logia masónica P-2.

El jefe del Banco Ambrosiano Roberto Calvi, cuyo sobrenombre era "banquero de Dios" por sus estrechos vínculos con el Vaticano, huyó de Italia luego de que se declarara la bancarrota del banco y lo hallaran ahorcado en Londres en junio de 1982.

Por entonces, Marcinkus encabezaba el banco del Vaticano, un cuerpo secreto y oficialmente conocido como Instituto para Obras Religiosas (IOR en italiano) que tenía tres por ciento de participación en el Banco Ambrosiano.

Marcinkus fue acusado de prácticas financieras dudosas, pero Juan Pablo II lo dejó a cargo del IOR hasta 1989.

Fiscales italianos acusaron a Marcinkus de complicidad en bancarrota fraudulenta, pero el Vaticano se negó en 1987 a extraditarlo, citando sus acuerdos con Italia.

El Vaticano dijo que él había sido una víctima en el caso y que no había hecho nada mal, pero el caso del Banco Ambrosiano sigue sin resolverse. Fiscales italianos dijeron que sospechan que la mafia mató a Calvi luego de que él embolsara dinero que se suponía que lavara para ellos, pero nada se comprobó.

Paul Casimir Marcinkus era un hombre de un metro noventa de estatura, "muy temido y poco amado", según cuenta su biógrafo Gianni Morandi, con una vida azarosa más propia de los enredos mundanos que de la santidad eclesiástica.

Hijo de emigrantes lituanos, había nacido en el barrio de Cicero, entonces perteneciente a la vecina ciudad de Chicago (Estados Unidos), el 15 de enero de 1922.


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EFECTO DE RELIGIONES EN SALUD Y SEXUALIDAD DE MUJERES

CUANDO EL ESTADO NO ES LAICO: EFECTO DE LAS RELIGIONES SOBRE LA
SEXUALIDAD Y LA SALUD DE LAS MUJERES

Zulema Palma
Jornada Separación iglesias-estado y derechos humanos
La Plata 10/12/2010

En cada sociedad existen normas, valores y costumbres que regulan los comportamientos y actividades de las personas.
Establecen cómo deben ser las relaciones entre los géneros, intergeneracionales, entre clases y sectores, entre diversas minorías y mayorías, entre otras situaciones o condiciones en que se despliega la vida social, así como el lugar y el rol que cada persona tiene que cumplir en esa sociedad.
En todas estas relaciones entre colectivos y entre individuos se dan juegos de poder, en una compleja gama de simetrías/asimetrías que generan estratos diversos donde se ubican/son ubicadas esas personas en esa sociedad.
Históricamente se entrelazaron los intereses políticos y económicos de los sectores dominantes con el poder religioso para generar y/o regular esas normas, valores y costumbres.
En las sociedades actuales son los Estados nacionales quienes se han arrogado el poder regulador y de control de esas relaciones a través de las leyes, el sistema judicial y los planes y programas de gobierno, principalmente.
En muchas ocasiones el poder político se sustentó y adoptó como propia una determinada religión o doctrina religiosa que se convertía así en legitimadora de su poder, al mismo tiempo que le permitía justificar la obediencia a sus leyes y fortalecer su control social sobre el conjunto de la población. De esa manera se constituyeron, y siguen conformándose hoy, los denominados estados teocráticos. Como ejemplo actual podemos mencionar a Irán.
Otros regímenes políticos adhirieron, y continúan haciéndolo en la actualidad, a una confesión religiosa que se constituye así en religión del Estado, por ejemplo Dinamarca y Noruega respecto de la iglesia Luterana o Inglaterra respecto de la iglesia Anglicana, entre otros. Algunos los denominan estados confesionales.
La mayoría de los Estados nacionales actuales se proclaman laicos pues establecen la separación entre las instituciones religiosas y el Estado, no establecen ninguna religión como religión del Estado ni gobiernan en nombre de un dios o una religión. Por ejemplo México y Francia.
Los Estados laicos establecen la libertad de conciencia y creencias, así como la libertad para practicar la propia religión para todos sus ciudadanos/as. Se comprometen a no preferir una religión sobre otra ni a promover ninguna religión.
Algunos Estados se proclaman ateos y restringen la libertad religiosa de su población y en algún momento de su historia han perseguido al clero de las diversas religiones establecidas en su territorio.
Aun cuando los Estados laicos se proclaman neutros en materia religiosa muchas veces en sus regulaciones y prácticas subyacen cosmovisiones o concepciones religiosas, que se manifiestan en forma sutil o solapada, especialmente en lo que respecta a las cuestiones familiares, matrimoniales y paterno-filiales.
Estas cosmovisiones religiosas pueden estar sustentadas a su vez en las que sostienen los sectores más conservadores, ortodoxos o fundamentalistas de la religión en cuestión o ser admitidas aunque no propiciadas por estamentos reformistas o renovadores, pero todas basadas en explicaciones teológicas o teologizadas de las relaciones de poder en la sociedad, que tienden a consolidar o reforzar el patriarcalismo, con su características: “control de la sexualidad, limitación de la autonomía y apropiación del cuerpo y de la fuerza de trabajo de las mujeres por los hombres” como lo define Alicia Puleo.
Patriarcado reforzado, justificado y legitimado por las religiones y en particular por las religiones monoteístas con sus pretensiones hegemonizantes , disciplinadoras y proselitistas.
Las diversas doctrinas religiosas justificaron y, en muchos casos siguen justificando, una relación de subordinación de la mujer al partir de una situación de inferiorización frente al género masculino.
Tal como lo relata el Antiguo Testamento en la creación de Eva a partir de la costilla de Adán , hasta su culpa y castigo por haberlo incitado a probar el fruto prohibido las mujeres son subordinadas, inferiores, débiles y peligrosas.
Las mujeres “son más crédulas; y como el principal objetivo del demonio es corromper la fe, prefiere atacarlas a ellas [...] quién es rápido en su credulidad, es de mente débil, y será disminuido [...] La segunda razón es que, por naturaleza, las mujeres son más impresionables y más prontas a recibir la influencia de un espíritu desencarnado; y que cuando usan bien esta cualidad, son muy buenas; pero cuando la usan mal, son muy malas. La tercera razón es que tienen una lengua móvil, y son incapaces de ocultar a sus congéneres las cosas que conocen por malas artes y como son débiles, encuentran una manera fácil y secreta de reivindicarse por medio de la brujería” esto lo sostienen los monjes dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger en el Malleus Malleficarum o Martillo de la Brujas, el compendio sobre brujería publicado en Alemania a finales del siglo XV. Este texto sirvió de “manual” para descubrir y hacer confesar a las mujeres su comercio con el diablo, lo que llevó a la tortura y a la muerte a miles de ellas en Europa y América por ser independientes, no depender o no someterse a voluntad masculina alguna y conservar y utilizar los antiguos conocimientos sobre curaciones y partos.
Esta necesidad de controlar y someter a las mujeres, sostenida y respaldada por el poder religioso y ejecutada por el poder estatal duró varios siglos y tuvo indudablemente influencia en la construcción de las subjetividades y las relaciones de poder entre varones y mujeres. Aún hoy escuchamos que despectivamente se califica como “bruja” a aquella mujer que no se deja someter o avasallar o que ejerce algún poder que se envidia o se desea y no se puede obtener.

Quiero pasar ahora a revisar de qué manera los modelos de mujer y los roles que se les asignaron y se les siguen asignando en la sociedad actual están sustentados, en gran medida, en creencias religiosas que los Estados, aun los laicos en algunas ocasiones, mantienen o refuerzan a través de su accionar.
También trataré de mostrar cómo diversos estamentos del estado son presionados por los clérigos para que ese accionar se oriente en el sentido que las religiones consideran adecuado, para señalar finalmente algunas consecuencias concretas que estos mecanismos de retroalimentación poder estatal/poder religioso tienen para la vida, la sexualidad y la salud de las mujeres.
En nuestra sociedad prevalece aun hoy el concepto de que la mujer ante todo es madre, la sinonimia entre madre y mujer sigue vigente y se espera que toda mujer tenga por lo menos un hijo o hija en algún momento de su vida, momento que no debe ser muy temprano pero tampoco muy tardío (aunque las nuevas tecnologías reproductivas están permitiendo engendrar y parir más allá de los 50 años).
El modelo ideal de mujer-madre abnegada, cuidadosa y sufriente es la virgen María.
La iglesia Católica Romana sostiene un culto particular sobre la madre de Jesús el Cristo que se transformó en el modelo más acabado de lo que debe ser una “buena” mujer.
Su contraposición con Eva la tentadora, desobediente y débil es tan frecuente que no vamos a insistir en ella.
Pero me parece interesante citar un párrafo de la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II, Mulieris Dignitatem (Sobre la dignidad de la mujer) del 25 de marzo 1988: “Por lo tanto, aquella «plenitud de gracia» concedida a la Virgen de Nazaret, en previsión de que llegaría a ser «Theotókos», significa al mismo tiempo la plenitud de la perfección de lo «que es característico de la mujer», de «lo que es femenino». Nos encontramos aquí, en cierto sentido, en el punto culminante, el arquetipo de la dignidad personal de la mujer.”
Ser madre es ser la mujer perfecta, la maternidad es lo que nos “caracteriza” lo que nos hace femeninas y es la esencia de la femineidad.
La mujer se hizo digna porque fue madre.
Cabe preguntarse, entonces, si las mujeres somos intrínsecamente indignas? Y sólo llegamos a ser “humanas” a través de la maternidad?
Sostiene Juan Pablo II en una entrevista "Contemplemos el modelo de la Virgen. En el relato de las bodas de Caná, San Juan nos ofrece un detalle sugestivo de su personalidad, cuando nos relata que, dentro del clima festivo de un banquete nupcial, sólo ella se da cuenta de que estaba a punto de faltar el vino. Y para evitar que la alegría de los esposos se transformara en un apuro penoso, no dudó en pedir a Jesús su primer milagro. ¡Ese es el genio de la mujer!. La delicadeza plenamente solícita, plenamente femenina y materna de María ha de ser el espejo ideal de toda auténtica femineidad y maternidad".
Es necesario destacar aquí que esta maternidad dignificadora sólo puede ser ejercida por una mujer heterosexual en el marco del matrimonio monogámico. La única ocasión en que se acepta y se santifica la maternidad fuera del matrimonio es cuando el embarazo es producto de una violación ya que esa mujer debe continuar con el mismo aunque no lo desee, pues el aborto está prohibido en forma absoluta para la ICR.
Dijo Juan Pablo II:"Se trata de comprender la razón y las consecuencias del Creador que ha hecho que el ser humano pueda existir sólo como mujer o como varón. Solamente partiendo de estos fundamentos, que permiten descubrir la profundidad de la dignidad y vocación de la mujer, es posible hablar de la presencia activa que desempeña en la Iglesia y en la sociedad".
Qué efectos puede tener este paradigma?
Indudablemente esta manera de conceptualizar lo que es ser mujer y la maternidad tienen efectos en la construcción de subjetividades y en las relaciones entre los géneros a nivel individual y colectivo.
Pero es también uno de los sustentos del ideario doctrinal de los funcionarios eclesiásticos cuando presentan documentos o entrevistan a funcionarios/as y legisladores/as para recordarles su pertenencia religiosa y sus obligaciones cristianas a la hora de legislar o hacer aplicar leyes ya sancionadas, incluso para amenazar sobre excomuniones cuando proponen o se discuten cuestiones como la aplicación de programas para la prevención del vih- sida, leyes y programas de salud sexual y reproductiva, leyes que garanticen el derecho al aborto o cuando se amplían derechos de personas con sexualidades no hegemónicas o se intenta aplicar leyes ya sancionadas como la de educación sexual.
La cuestión está en cómo responden esos funcionarios/as y legisladoras/es, a esas presiones y anatemas.
Si legislan y actúan respondiendo a su obligación de propiciar el bien común y de respetar el mandato que el pueblo les ha conferido (aún cuando en su esfera privada no utilizarían esos instrumentos legales en su beneficio) o si consideran que ese discurso es el único válido a la hora de sustentar su accionar como funcionarios públicos o representantes del pueblo.
Estas conductas tienen serias consecuencias para la vida y salud de miles de mujeres de todas las edades.
Por ejemplo en la cantidad de muertes maternas que registra nuestro país.
En 2008, murieron 40 mujeres cada 100,000 nacidos vivos por causas relacionadas con el embarazo, parto y puerperio.
En 1990 la cifra fue de 52.0, en 2000 34.9 y en 2008 40.0, como dijimos; si esta tendencia permanece para 2015 según estimaciones del Observatorio de salud sexual y reproductiva, será de 38.2, más del doble de la que la Argentina debería tener para cumplir con el punto 5.A de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (el cumplimiento de la meta significaría tener en 2015 13.0 muertes cada 100.000 nacidos vivos).
Tenemos que tener en cuenta que la principal causa de estas muertes es el aborto clandestino y por ende inseguro. Desde hace 20 años el aborto es el causante del mayor numero de estas muertes maternas, en 2008 causó el 26.7 % de las mismas.
Dado que mueren por todas las causas de mortalidad materna unas 300 mujeres por año, tomando en cuenta que existe subregistro de esas muertes y que en algunos años la proporción de muertes por abortos ha sido mayor que el 27% podemos estimar que en estos últimos 20 años murieron entre 1800 y 2000 mujeres a causa del aborto clandestino en Argentina.
La meta del milenio se cumpliría para el 2015 si se legalizara el aborto y, una vez legalizado, los servicios de salud comenzaran a cumplir con su obligación sin interponer intereses e ideologías violentadoras de los derechos humanos de las mujeres, como lamentablemente observamos hoy en día ocurre con el cumplimiento de las leyes de salud sexual y reproductiva a lo largo y ancho del país, de la ley de infertilización voluntaria y con la realización de abortos no punibles por la ley actual.
Otros efectos del no cumplimiento de leyes y programas ya sancionadas o establecidos, en razón de las creencias religiosas de las/los funcionarias/os o por los compromisos de las/los mismas/os con los sectores eclesiásticos más conservadores y fundamentalistas, tanto a nivel nacional como provincial o por las presiones del poder religioso sobre ellos/ellas son:
* su contribución a mantener las altas tasas de fecundidad en la adolescencia, con sus secuelas de reproducción de la pobreza, alta deserción escolar de las y los adolescentes madres y padres, entre otras, debido a trabas en el acceso a la anticoncepción segura e inadecuada y/o nula educación sexual en el sistema educativo público
* la disminución de las posibilidades de prevenir el abuso sexual en la niñez y adolescencia por no realizar adecuada educación sexual en el sistema escolar a pesar de la existencia de la ley respectiva
* el aumento de embarazos no deseados y/o no planificados por deficiencias en la aplicación de los programas de salud sexual y reproductiva
* las dificultades de acceso a los abortos no punibles para la ley actual por falta de difusión y aval por parte de las máximas autoridades sanitarias de las guías ya elaboradas y por la judialización de los mismos por parte del sistema de salud y de funcionarios/as del mismo sistema judicial.
Un último pero no por eso menos importante tema en relación con la relación del Estado argentino y la religiones en general y la católica en particular: “todas las religiones por el sólo de hecho de estar inscriptas dentro de la Secretaría de Culto y según el artículo 2º de nuestra Constitución Nacional, son sostenidas en términos económicos, en la entrega de exenciones, subsidios y desgravaciones de impuestos a la Iglesia, pero sólo la Iglesia Católica Apostólica Romana se encuentra incluida en el presupuesto nacional a través de un monto anual… que en el año 2009 fue de 26.523.746 pesos”. Este monto corresponde a lo “que se conoce como sostenimiento del culto y básicamente consiste en una renta fija destinada a las asignaciones de "obispos, parroquias, seminaristas, jubilación de sacerdotes, tribunales y facultades eclesiásticas, canonizaciones, sínodos, conferencias regionales y visitas ad límina, es decir, visitas de algunos miembros de la jerarquía eclesiástica al Vaticano para dar cuenta ante Papa del estado de sus diócesis. Dicha renta es transferida por la Secretaría de Culto del Ministerio de Relaciones Exteriores a la Conferencia Episcopal Argentina a través del Programa 17 denominado como Registro y Sostenimiento de Culto".

Este rápida recorrida a vuelo de pájaro sobre el efecto que las religiones tienen en la vida de las mujeres nos genera algunas preguntas: la República Argentina es un estado laico como la tradición liberal sostiene históricamente? O es un estado confesional como sostienen otros? Las y los argentinos estamos de acuerdo con este accionar de las instituciones eclesiásticas de los cultos que todos contribuimos a sostener? Estamos de acuerdo en seguirlos sosteniendo en vista a los efectos que producen en la vida de las /los ciudadanas/os? Queremos y podemos redefinir estas relaciones Estado/Iglesias? Queda abierta la discusión

COMITES DE BIOETICA

Un caso en el Hospital Meléndez
Por Mariana Carbajal
Los comités de bioética están regidos por una ley de 1996, que establece que sus decisiones no son vinculantes, pero directores de hospitales que se oponen a la realización de abortos no punibles suelen apelar a sus veredictos, si coinciden con su posición, para obstruir la práctica. Pasó hace pocas semanas en el Hospital Meléndez de la localidad bonaerense de Adrogué, frente a un caso de un niña de 12 años, con retraso mental, que había sido abusada sexualmente. Primero un comité ad hoc, convocado de acuerdo con el protocolo de atención de estos casos vigente en la provincia de Buenos Aires, dictaminó que la discapacidad mental de la nena “no puede ser asimilable a la definición de ‘idiota’ o ‘demente’” que –en una redacción arcaica– establece el Código Penal en su artículo 86 inciso 2º, según informó a Página/12 María San Martín, responsable de prensa del Ministerio de Salud bonaerense, desde donde se siguió el caso, que en su momento no trascendió a los medios. A la madre de la niña, una mujer boliviana con escasa educación formal, con dificultades para entender el castellano, le transmitieron que no se recomendaba realizar el aborto. Según pudo saber este diario, el argumento que esgrimió el director del hospital, Juan José Colla Martinoia, fue que la práctica sería riesgosa para la niña y podía poner en peligro su vida, en función de que el embarazo llevaba 16 semanas. Entonces, la madre de la niña finalmente retiró el pedido del aborto no punible. El aborto en sí mismo no es riesgoso si se realiza en condiciones adecuadas como pueden hacerse en un hospital. A L.M.R., la joven de 19 años con un retraso mental que había sido también abusada sexualmente, en 2006, y cuyo caso llegó a la Suprema Corte de la provincia, el aborto se lo practicaron en la semana 20 de gestación, sin que su vida corriera riesgo.


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¿PRO-VIDA O PRO-MUERTE?

Sociedad | Sábado, 5 de febrero de 2011
Opinión
Fascinado con la pro-vida
Por Eduardo de la Serna ** Coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres.

¡Estoy fascinado!

¡Realmente fascinado! Escuchar hablar de “pro-vida” es algo que me subyuga y conmueve hasta lo más hondo. Es cierto que nunca pude imaginar que alguien defendiera grupos “pro-muerte”, pero gobernadores, diputados, senadores, políticos y hasta algún obispo se convocan “en defensa de la vida”. ¡Maravilloso! (aunque debo manifestar una nueva pregunta: uno de los obispos convocados fue “castrense”, y no me parece que sea la característica principal de las Fuerzas Armadas la “defensa de la vida”, ¿o sí?).

Sin embargo, mi fascinación no logra salir de cierta confusión: los defensores del peor genocidio económico que ha vivido América latina (el neoliberalismo), con desocupación, desnutrición, hambre, es decir, “muerte”, ¿son pro-vida?; los defensores del genocidio dictatorial con desapariciones, violaciones, negación de las identidades de niños, secuestros, asesinatos, y personas vivas tiradas al río o al mar, ¿son pro-vida?; los defensores de guerras como la de Irak (y tantas otras, como sostenedores de egipcios dictadores, por ejemplo), los aliados de los saqueadores de recursos y provocadores de muerte por petróleo, diamantes, ¿son pro-vida?

Quisiera tener esto claro, porque me confunden un poco estos sabios...

Y debo decir que mi confusión aumenta cuando veo que muchas veces, ¡casi siempre!, son los mismos. Los que han defendido guerras, dictaduras y modelos económicos de muerte, son los mismos, y salen a proclamar la defensa de la “vida”. ¿Qué es la vida para estos personajes? ¿De sólo nueve meses se trata “la vida”? La vida digna, con justicia, ¿no la defienden?; ¿la vida de los jubilados?, ¿los torturados?, ¿las violadas en los campos de concentración?, ¿los esclavos contemporáneos que utilizan sus amigos?; ¿los pobres que aprenderá a torturar la Policía Metropolitana?

¡Vida! ¿Estaban allí cuando se votó para que los jubilados tengan dos aumentos anuales?, ¿o que se anulara el perverso sistema de AFJP?, ¿y la Asignación Universal por Hijo?, ¿y el plan Conectar Igualdad?; ¿dónde estaban cuando se consideraron de “lesa humanidad” las violaciones de derechos humanos? ¿No es “vida” eso?

Pero cuando veo que a eso se suma una crítica al matrimonio igualitario (¿cuál sería el atentado contra “la vida” en este caso?), y la crítica a “la ideología de género”, me confunden más todavía. ¿Será que realmente estos señores y señoras (perdonen el lenguaje inclusivo, pero los que miramos desde una perspectiva de género solemos usarlo) son realmente defensores de “la vida” o son más bien defensores de una ideología que usa la vida –unos pocos meses de la vida, debemos decirlo– como excusa para sostener sistemas de muerte? Es bueno que tengan ideología; ¿quién no la tiene?, pero me permitirán que desde una irrestricta defensa de la vida, y vida digna, y de los derechos conculcados, manifieste mi más profundo de-

sagrado y rechazo a una simple cosa, quizás menor: no acepto que los que yo tengo por adalides de la muerte nos quieran hablar de “vida”, y que utilicen un lugar de la democracia –palabra que la mayoría de ellos y ellas desconoce– para levantar sus negras banderas de cruzada.

CONSECUENCIAS DE LA CRIMINALIZACION DEL ABORTO

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El país | Martes, 29 de marzo de 2011
ONG de Argentina denunciaron ante la CIDH las consecuencias de la criminalización del aborto
Las tragedias de la penalización
En el marco de una audiencia solicitada por ONG de doce países, entre ellos la Argentina, se denunciaron los obstáculos que persisten para acceder al aborto en los casos permitidos por la ley. La CIDH incorporará el tema en su agenda.

“Los Estados adolecen de políticas públicas para prevenir embarazos no deseados”, expresaron las ONG.Por Mariana Carbajal
Las consecuencias de la criminalización del aborto sobre la salud y la vida de las mujeres en la Argentina y los obstáculos que persisten para el acceso a una interrupción de embarazo en los casos permitidos por el Código Penal fueron denunciados ayer en una sesión especial convocada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington. La audiencia fue solicitada por ONG de 12 países de América latina y el Caribe, entre ellos Argentina, para dar cuenta de la situación de los derechos sexuales y reproductivos en la región. El problema de la penalización del aborto fue uno de los ejes principales. La CIDH se comprometió a incorporar el tema en su agenda y a hacer un seguimiento de las políticas en cada país. Como caso testigo de la vulneración de los derechos de las mujeres en Argentina, se presentó el caso de Ana María Acevedo, la joven santafesina, madre de tres niños, que murió luego de que los médicos de un hospital público se negaran a practicarle un aborto terapéutico (ver aparte). “El respaldo de la CIDH a la vigencia irrestricta del derecho a la salud de las mujeres pone de relieve la necesidad de que nuestros legisladores discutan cómo hacer efectivo dicho derecho y así evitar las muertes maternas como consecuencia de abortos inseguros que anualmente afectan a mujeres en la Argentina”, señaló a Página/12 Mariela Belski, de la Asociación de los Derechos Civiles (ADC), al término de la audiencia.

Es la primera vez que la CIDH concede una audiencia dedicada exclusivamente a analizar la problemática de la criminalización del aborto en la región, destacó Belski. Al finalizar el informe que brindaron las ONG, una de las integrantes del organismo, la salvadoreña María Silvia Guillén, se mostró impactada por el panorama descripto y lamentó la influencia de la Iglesia Católica en los países y lo señaló como uno de los obstáculos en el acceso a los derechos sexuales y reproductivos. También estuvieron la relatora de los Derechos de la Mujer de la CIDH, la venezolana Patricia Mejía, que calificó al problema del aborto como “gravísimo”, y el mexicano José de Jesús Orozco Henriquez, quien expresó que el organismo acompañará el reclamo de las ONG y hará propias las recomendaciones que elevaron las entidades (ver aparte).

La sesión fue presidida por la titular de la CIDH, la estadounidense Vinah Schelton. En Latinoamérica y el Caribe ocurren anualmente entre 3,9 y 4,2 millones de abortos inseguros. En Argentina, unos 500 mil cada año.

El tema llegó a la CIDH en momentos en que en la Argentina la Corte Suprema tiene la oportunidad histórica de pronunciarse sobre los alcances de los abortos legales y así poner punto final a las interpretaciones restrictivas que frecuentan los tribunales y hospitales y dar a la vez seguridad jurídica a los profesionales de la salud. El expediente llegó al máximo tribunal luego de que el asesor general subrogante de Chubut, Alfredo Mario Pértez Galimberti, apeló el fallo del Superior Tribunal de Justicia de esa provincia, que autorizó el 8 de marzo de 2010 un aborto a una adolescente de 15 años, sin discapacidad mental, que había quedado embarazada producto de los abusos sexuales perpetrados por su padrastro. Esa fue la primera sentencia de un alto tribunal provincial que confirmó que cualquier mujer que enfrenta un embarazo producto de una violación tiene derecho a interrumpirlo. En el Congreso, por otra parte, está pendiente el debate por la despenalización del aborto, que comenzó el 30 de noviembre, el último día de sesiones ordinarias del año pasado, en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados.

La audiencia especial de la CIDH tuvo lugar ayer por la tarde en Washington, en el marco del 141º período de sesiones del órgano. Entre las ONG argentinas que la solicitaron están la ADC, el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA). En la sesión habló Belski, de la ADC, en representación de las tres ONG argentinas. “La celebración de esta audiencia tiene implicancias directas para la Argentina, ya que no sólo denota la importancia que este tema tiene para el principal organismo de protección de los derechos humanos en la región, sino que también se refiere a una grave problemática que afecta nuestro país. El hecho de que la CIDH haya otorgado una audiencia para este tema es una clara señal sobre su relevancia, por lo que merece atención prioritaria por parte de todos los poderes del Estado”, indicó Belski a Página/12.

Durante la audiencia se presentó un diagnóstico sobre los obstáculos comunes que afectan el ejercicio efectivo de los derechos reproductivos de las mujeres en la región, especialmente en relación con el acceso al aborto, tales como la interpretación restringida del derecho a la salud, que no contempla el riesgo psíquico en las mujeres que solicitan un aborto terapéutico.

“Al tiempo que las mujeres, jóvenes y adolescentes están siendo obligadas a llevar a término embarazos en condiciones precarias y en circunstancias que vulneran sus derechos humanos, los Estados adolecen de políticas públicas adecuadas que permitan prevenir embarazos no deseados, complicaciones del embarazo y abortos inconclusos”, expresaron las ONG.

Las entidades expusieron sobre las consecuencias que tiene la penalización de la interrupción del embarazo en el ejercicio de los derechos reproductivos de las mujeres latinoamericanas, entre los que enumeraron el derecho a la vida, a la integridad personal, al más alto nivel de salud reproductiva, a la intimidad, a la dignidad, a la libertad personal y el derecho a vivir libres de violencia y discriminación. Y llamaron la atención sobre el incremento del embarazo en adolescentes, los retrocesos legislativos graves como la penalización absoluta del aborto, incluyendo el aborto terapéutico, en algunos países, o las reformas que dan personería jurídica al no nacido por encima de los derechos de las mujeres, como las que se han registrado en diversos estados mexicanos.

También hicieron hincapié en la ausencia de educación sexual integral, los obstáculos que deben enfrentar algunas mujeres para acceder a métodos contraceptivos como la anticoncepción de emergencia y la deficiente calidad de atención que quienes recurren a servicios públicos de salud por complicaciones del aborto.

La situación legal del aborto en la región es variable: las ONG advirtieron que existen cinco países que tienen totalmente penalizada esa práctica, incluso cuando corre riesgo la vida de la mujer embarazada (Chile, Nicaragua, República Dominicana, El Salvador y Honduras). Precisaron que los sistemas jurídicos latinoamericanos poseen códigos penales de los años 1920 a 1950 que establecen modelos de excepciones con diferentes grados de no punibilidad. Sólo Cuba, Puerto Rico y la Ciudad de México tienen legislaciones que no penalizan la interrupción del embarazo temprano. En los demás países de Latinoamérica y el Caribe se permite el aborto en ciertas circunstancias: cuando corre peligro la vida y/o la salud de la mujer, en casos de violación, por malformaciones congénitas graves, por inseminación artificial no consentida y, en muy pocos países, por razones socioeconómicas. Las dos primeras excepciones están contempladas en el Código Penal argentino. Sin embargo, advirtieron las ONG, en muchas ocasiones se presentan serios obstáculos para que las mujeres accedan a la interrupción legal del embarazo en esas circunstancias.

Las ONG denunciaron que entre los obstáculos que se repiten aquí y en otros países figura la falta de implementación de protocolos de atención para la interrupción legal del embarazo. Al no existir estándares de atención “los médicos padecen confusión y desconcierto cuando deben asistir a mujeres u adolescentes que solicitan abortar en los casos permitidos por ley”, denunciaron. También señalan que “una de las principales y más graves” consecuencias de la penalización del aborto es la morbi-mortalidad materna, a pesar de que es una de las causas más fáciles de tratar y totalmente prevenibles.

Otra consecuencia de la penalización, denunciaron, es que “se propicia un mercado clandestino” o ilegal de servicios de interrupción del embarazo, que en muchas ocasiones se convierte en una práctica discriminatoria y de injusticia social, pues las mujeres que pertenecen a las clases más desprotegidas son las que recurren a la interrupción del embarazo de más alto riesgo, mientras que las mujeres que cuentan con recursos económicos pueden acceder a él en condiciones sanitarias de calidad”.


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ARGATEA DEBE TRATAR DE IMPONER EL LAICISMO...

Subject: Re: Campañas solidarias emprendidas desde ArgAtea
Ésa es una que me interesa, especialmente la de donación de sangre;
pero nunca obtuve respuesta (lo publiqué en el foro) para organizar
algo.
argatea1@eloy.serralaban.com.ar

De: Oscar Belbey
Para: argatea-trabajo@googlegroups.com
Enviado: lunes, 28 de marzo, 2011 22:25:11
Asunto: NO comparto Re: Campañas solidarias emprendidas desde ArgAtea

Respeto las opiniones, pero no es un tema que deba ocuparse argatea. Yo creo que debe tener un sentido mas politico, ideológico, hacer valer el ateismo, tratar de imponer el laicismo, evitar la propagacion de las religiones, de las sectas, del consumo de estos engaños por parte de la población, abrir las cabezas, las ideas, sino parecemos una religion mas. No tiene nada que ver la organización que me he incorporado, no quiero competir con Caritas, sino con Michel Onfray para llegar con mas ideas a la gente, no entiendo esto. Tal vez deberia haber solidaridad con los pueblos oprimidos, con los pobres, con la discriminacion, pero eso lo hace el Inadi, pero si hacemos un banco de sangre, mañana buscamos organos, pasado medicamentos para determinadas enfermedades. NO, nada que ver. Bueno, esa es mi opinion. Oscar de Santa Fe serateoesserlibre.blogspot.com

ESTOY DE ACUERDO CON LA OPINIÓN DE OSCAR BELBEY. ARGATEA, SE IMPONE UNA TAREA ESPECÍFICA A LA QUE DEBE CONSAGRAR SUS ESFUERZOS.
FUNDAMENTALMENTE ES UNA CUESTIÓN DE ORDEN PRÁCTICO QUE NO PRIVA DE MANERA ALGUNA A SUS INTEGRANTES DE VOLCAR ESFUERZOS EN OTRAS TAREAS NOBLES Y SOLIDARIAS.
PERO LO IMPORTANTE Y FUNDAMENTAL ES LO QUE EXPRESA BELBEY EN SU PEIMER PÁRRAFO.

CORDIALMENTE, FERNANDO ROSSI

El 29 de marzo de 2011 12:28, CAPELLI Fabricio AUTO CONO SUR escribió:
También comparto lo que dice Oscar.
Slds.
Fabricio.
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De: argatea-trabajo@googlegroups.com [mailto:argatea-trabajo@googlegroups.com] En nombre de PUB:Rodolfo Domnanovich
Enviado el: Martes, 29 de Marzo de 2011 11:17

Comparto lo dicho por Oscar.
Rodolfo


El 30 de marzo de 2011 17:37, carloscebey escribió:

ESTIMADOS Y ESTIMADAS:
Coincido con la opinión ampliamente mayoritaria en materia de campañas solidarias. Individualmente podemos hacerlo desde las lecturas que cada uno hace en materia de solidaridad.
Pero el eje central de la actividad de ARGATEA está vinculado con el librepensamiento, el laicismo y la consecuente tarea de "desreligiosizar las relacione sociales".
Y como estamos en los inicios de esta tarea, me parece que debe fortalecerse la vinculación con todas las organizaciones sociales y políticas que compartan este desafío. Algunas compartirán la totalidad de los ejes, otras algunos.
Atte.-
CARLOS ALEJANDRO

martes, 21 de junio de 2011

¿CUANTOS VOTOS CUESTA UN ABORTO?

¿Cuántos votos cuesta un aborto? ¿Y cuántos abortos cuesta un voto? Categoría: Notas “Hay que desinstalar la idea de que estos temas son piantavotos”, fue una frase que funcionó como un proyecto de acción conjunta. En pleno año electoral, y a días del comienzo de las sesiones del Congreso Nacional, diversas organizaciones convocadas por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se reunieron para acordar acciones que potencien la lucha por la legalización, que se plantea como la deuda que tiene la democracia con la sociedad. pubis Para tener en cuenta la magnitud de lo que se plantea, conviene recordar que hay alrededor de 500.000 abortos clandestinos por año en el país. Cuatro de cada diez embarazos terminan en aborto. Se calcula que al menos una mujer por día muere por la falta, justamente, de un esquema sanitario que la proteja. Y que unas 80.000 mujeres por año deben ser hospitalizadas por complicaciones posteriores a estas intervenciones clandestinas. Frente al tema, estas son algunas ideas que registró lavaca entre las que surgieron y tuvieron consenso en esta jornada del sábado 19 de febrero: efectuar una solicitada para el 8 de marzo; planear un acto público para el 28 de mayo, Día de la Acción por la Salud de las Mujeres; promover documentos académicos, extender el trabajo social en las calles, en sindicatos, facultades; realizar iniciativas comunicacionales, efectuar encuestas a los candidatos para saber lo que debería ser obvio, y muchos esconden: ¿qué opinan? Lobby transparente Estela Díaz, una de las referentes de la Campaña, recordó que ésta comenzó en 2005 con el apoyo de 280 organizaciones. “Presentamos por tercera vez el proyecto en 2010 y ahora cuenta con la firma de 50 diputados. El 2010 fue un año clave por la presencia de cantidad de organizaciones, es decir, de esto sí se habla y es un tema ineludible en organizaciones de distinto carácter”. También recalcó el trabajo, tanto en el Congreso como en la calle, de “cabildeo” (el “lobby”, en el mejor sentido de la palabra: abierto, transparente, para que las organizaciones sociales expliquen y defiendan ante los legisladores los fundamentos y la legitimidad de lo que plantean). ¿Qué dicen los candidatos? En el evento del sábado participaron decenas de organizaciones sociales, legisladoras, integrantes de sindicatos, medios, docentes universitarios, académicos (Medicina, Derecho, Psicología, entre otras disciplinas), entre quienes surgió, como una de las propuestas más enfáticas, la de lograr que los candidatos de cualquier lista manifiesten su postura sobre estos temas. “Sabemos que los años electorales son difíciles para sacar leyes importantes, pero tenemos que proponérnoslo”, recalcó la legisladora porteña Diana Maffia. “Se debería aprovechar para que todas las cabezas de lista se expidan” dijo, también como una forma de combatir la idea de que es un tema “piantavotos”. El enigma al revés Mario Pecheni, investigador del Conicet y titular de ciencias políticas de la UBA y de Sociología de la Salud, propuso reformular la pregunta que se le hiciera a los candidatos: ¿considera que una mujer debe acceder a un aborto en el sistema público de salud?. “Hay que invertir la prueba, y que tengan que defender la inmoralidad de la penalización del aborto”. Este planteo sigue el eje del debate en el Congreso. La cuestión no pasa por determinar si se está a favor o en contra de aborto, sino por otro enigma: ¿qué se hace con las mujeres que se mueren por abortos clandestinos? ¿El Estado se hará cargo o no? Dora Barrancos, investigadora, subrayó la necesidad de que desde el mundo académico se generen documentos con argumentos sólidos que sirvan al debate parlamentario como ocurrió para la Ley de Matrimonio Igualitario, ya que muchos legisladores los tomaron en cuenta para informarse y fundamentar su posición. O sea: romper la barrera del desconocimiento que, según muestra la historia, hace que más de un legislador vote lo que vota sin tener excesiva idea del asunto. ¿Abogados versus Médicos? Por otra parte, se plantearon las dificultades que aparecen en la propia órbita médica. “Hay un nicho de resistencia en muchos profesionales de la salud. Los políticos avanzan con buenos argumentos mientras que los profesionales están encorsetados”, señaló Beatriz Morrone, de la Red Federal de Profesionales por la Salud Sexual y Reproductiva. “Yo creo que se ha producido una falsa dicotomía que enfrenta a abogados y médicos y, por otro lado, en el sector médico frente al tema de derecho reproductivo y el aborto no punible, que están consagrados en la Constitución. Allí también vemos resistencia. Muchos médicos no cumplen la norma, hay una impronta ideológica y creo que deviene de la falta de formación y de miedo de tener responsabilidad aunque la ley lo proteja. Respecto al aborto no punible podría tener una interpretación, porque hay jurisprudencia contradictoria, pero creo que hay que trabajar muchísimo con los procederes: son legales y ellos creen que no lo son. Creo que hay que sentarse para disipar miedos y dar confianza”, señaló la abogada Nelly Minyerski a lavaca. Adentro y afuera Desde el Consejo Superior de la Universidad de Córdoba, Alejandra Domínguez propuso la recopilación de investigaciones sobre la temática y la recolección de firmas de académicos. “Tenemos la visión de que se puede sacar esta legislación. No hay que olvidar que el año que pasó finalizó con el comienzo del debate en la Comisión de Legislación Penal en Diputados”, indicó la diputada nacional Cecilia Merchán, quien resaltó la importancia de las acciones colectivas en la comunidad y de que se solicite desde las universidades un diálogo con la Comisión que lleva el debate. “Para que se discuta en el Congreso se tiene que seguir instalando el debate afuera”. Según comentó la legisladora, en un diálogo con el presidente de la comisión de Legislación Penal, el legislador señaló que la diputada Cynthia Hotton habló para que en marzo le toque el turno de exponer a las organizaciones vinculadas a la iglesia Católica. Argentina récord de abortos Se recordó además que el 30 de diciembre de 2010, último día de las sesiones ordinarias de la Cámara de Diputados, tuvo lugar la primera jornada pública sobre el debate por la despenalización del aborto en la Comisión de Legislación Penal con la presencia de Marianne Mollman, experta de Human Rights Watch que ofreció un análisis legal de las obligaciones voluntarias del estado argentino. Lo que motivó que el debate comenzara con esta presentación fue un informe presentado en agosto del año pasado por HRW: en Argentina cuatro de cada diez embarazos terminan en abortos, la proporción es muy superior a la media en América Latina. La ciencia y el fondo del debate Mario Pecheni, investigador del Conicet y titular de Ciencias Políticas de la UBA y de Sociología de la Salud, conversó tras el encuentro con lavaca. Surgió mucho en este encuentro la necesidad del aporte académico, tal como ocurrió con la Ley de Matrimonio Igualitario. ¿Por qué se hace tanto énfasis en eso? Mario Pecheni: El aporte del sector científico académico es triple, por un lado, una colaboración en la clarificación de los argumentos, mostrar la lógica o la falta de lógica de algunos razonamientos, cuáles son sus presupuestos y las consecuencias que tienen algunas maneras de razonar. También aportar trayendo experiencias de otros países. La segunda cuestión es traer información que tenga validez, que sea confiable, medible, que cualquier persona lo pueda verificar. Por ejemplo, mostrar las consecuencias en términos de salud para las mujeres, y en términos de mortalidad. En tercer lugar, uno puede hablar desde un lugar con un compromiso ético, que no está ligado a ganar en una contienda electoral. La idea es aportar argumentos, no para explicar nada a nadie, pero sí para ver lo que dicen otras constituciones, otros códigos penales, y hablar desde un lugar creíble. Para bien o para mal, hay una credibilidad asociada a la investigación que en un sentido podemos aportar sobre todo cuando en este caso hay mucha información deliberadamente falsa que está circulando o invocaciones a ciertas cuestiones científicas. -¿Por ejemplo? Que el feto tiene latido del corazón desde los primeros meses del embarazo pero no respira hasta que nace. Ambos son hechos de la biología pero ¿cual tiene consecuencias morales? La ciencia no tiene respuesta para eso y buscarla en la ciencia es tener mala fe. La vida es una cuestión ética y moral, en ese sentido la ciencia también tiene que plantarse para decir que no es una respuesta que pueda buscarse en este ámbito. ¿Cómo surge la idea de elaborar un documento desde este sector con argumentos que aporten al debate? Surgió la idea para la discusión de la ley de Matrimonio Igualitario. Desde la Universidad de Buenos Aires se hizo un documento que circuló por la comunidad científica, al cual adhirieron más de 1000 científicos de la Argentina. Ese documento circuló como un material que podía poner en discusión otros, por ejemplo, de la Universidad Católica Argentina. Ahora la idea es hacer algo similar, que tenga que ver con el derecho constitucional, penal y familiar, con la salud pública, con la legislación comparada. Y con la ética. Porque el derecho al aborto es parte del derecho a la vida digna de las personas. Mucha gente, aludiendo a un pretendido discurso del derecho a la vida, en realidad está violentando los derechos de las mujeres. Son los mismos que se oponen al uso de anticonceptivos, a que los jóvenes reciban educación sexual, a que la gente se pueda divorciar. Lo de los opositores al aborto es una ética entera contraria a la libertad, a la autonomía y a la sexualidad de las personas. El aborto es una parte más de esto. Nosotros estamos todos por la vida, pero por una vida digna